miércoles, 6 de abril de 2011

Rompiendo rachas

El Rojo volvió al triunfo al imponerse por 2-1 en La Plata con goles de Andrés Silvera (ST 9m) y Cristian Pellerano (ST 46m), este último agónico después de jugar con diez hombres por la expulsión de Carlos Matheu. El Lobo, que está en descenso directo, había empezado arriba a través de Abel Masuero (PT 18m).

Independiente consiguió este viernes un valioso triunfo por 2-1 sobre Gimnasia en La Plata, en donde no vencía al Lobo desde 1995. No fue la mejor noche de los de Avellaneda, pero si algo no les faltó es entereza para llegar al epílogo en inferioridad numérica y creyendo en el triunfo y se llevaron tres puntos de oro para retomar la buena senda, alejarse de la Promoción y hundir más al dueño de casa en el descenso directo.

El primer tiempo tuvo buenos momentos para ambos equipos. Fue el conjunto de Antonio Mohamed el que tomó la posta en el inicio, con una buena tarea de Eduardo Tuzzio en el medio, con un Hernán Fredes de lo mejor de la visita en todo el desarrollo y con Andrés Silvera como su atacante más peligroso. Fredes fue el primero en avisar con un disparo desviado, pero Joaquín Romera respondió para los de Angel Cappa en un mano a mano que despejó Fabián Assmann.

No obstante, el primero en golpear fue el Lobo cuando, a los 18 minutos, Luciano Aued mandó un centro desde la derecha de tiro libre que Abel Masuero, ingresando por atrás, cabeceó a la red. Entonces empezó a crecer el local, con su mediocampo atento y Juan Neira como conocida carta de peligro, Así fue que Lucas Castro quedó cara a cara con Assmann, empaló el balón y lo estrelló en el palo y que, ya en el segundo período, Lisandro Magallán cabeceó afuera y Alejandro Capurro definió alto.
Sin embargo, en el complemento Independiente había salido más decidido. Y aún lejos de lograr circular el balón con ideas para lastimar, alcanzó la igualdad a los nueve cuando Julián Velázquez lanzó un centro desde la izquierda, Gastón Sessa lo despejó mal y se la dejó servida en sus narices a Silvera, quien sólo tuvo que empujar la pelota al gol.

Pero al minuto siguiente, el desarrollo le dio otro golpe al Rojo, cuando Carlos Matheu vio su segunda amarilla y lo obligó a luchar todo lo que faltaba en inferioridad numérica. Entonces primó la lucha en el medio y, con más voluntad que fútbol, los de Avellaneda lograron neutralizar a los platenses, cuyos ímpetus de todas formas no eran los mismo que antes. Sólo Aued inquietó con un tiro de media distancia y Neira se topó con Assmann.

De todas formas, pocos habrán imaginado el desenlace que la velada tenía preparado para el pleito. Fredes apareció por derecha con la defensa local mal parada, dio el pase al medio y Cristian Pellerano se acomodó, hizo pasar a un defensor de largo y definió fuerte ante la salida de Sessa. Así, con el último aliento, todo el premio se iba para Avellaneda y la desazón invadía a la dura realidad de Gimnasia.

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