domingo, 15 de noviembre de 2009

El avión "Rojo"



No es que de pronto Independiente haya eclipsado el mercado con las contrataciones de Xavi, Iniesta, Xabi Alonso y todos esos españoles que deslumbran. Tampoco que de repente sea la sensación del campeonato. Y mucho menos que en el banco esté Guardiola o el Bigotón Del Bosque.

Independiente tuvo jugadores que entendieron el momento y actuaron en consecuencia. Jugó como se debe jugar un partido clave para seguir con esperanzas en el campeonato. Y Gallego, bien campechano con jogging y zapatillas, le dio una lección de estrategia, lectura del juego y sencillez a Simeone.

Si Mareque se pareció a aquél que surgió en River y jugó su mejor partido en Independiente hay méritos propios pero también negligencia ajena. El, Mancuello (es un enigma en sí mismo), Tuzzio, Busse, Martín Gómez y hasta el fantasma del Negro Clausen no tuvieron ni tendrán tantas facilidades por los costados. El pibe Martínez y el Kily González fallaron como todos sus compañeros, pero quedaron presos de un sistema que los obligó a jugar uno contra dos, tres o hasta cuatro. Insólito.

Para conseguirlo, Independiente buscó un traslado seguro de la pelota, con pausa, toques horizontales hasta quebrar el ritmo y cambios de frente según lo pedía la jugada. En ese contexto fue determinante Silvera: hostigado por el público local, primero se fajó con los zagueros, se tiró al piso, se llevó marcas y generó espacios (gol de Gandín). Después cerró su faena con dos asistencias a lo Riquelme. Un centrodelantero puede ser figura sin hacer goles (como el uruguayo Silva ante Vélez).

San Lorenzo dio un gigantesco paso atrás. Afuera de la Sudamericana y del Apertura, en apenas 10 días quedó menos 10. Sin el plantel de la temporada anterior, la impresión es que Simeone ya sacó lo máximo de cada uno y le dio hasta acá. En esa exigencia ampulosa, le tiene que haber quedado claro que el Kily sufre de lateral izquierdo y que Menseguez es un rayito si lo pone donde ponía a Falcao cuando en River estaba Abreu.

Además, San Lorenzo padece de un mal que ya es endémico y son las reacciones de algunos de sus jugadores. A lo que alguna vez hicieron Bottinelli y Torres y por lo que vieron tarjetas rojas, se les sumó el Papu Gómez, quien encima ayer resolvió casi todo mal y hasta ahora no rindió de acuerdo a la inversión que hicieron por él.

San Lorenzo defendió mal, no tuvo recuperación, no creó juego y llegó a los ponchazos. Así, Romeo es prisionero de las carencias colectivas y de su propia realidad. Y si encima Galeano emerge como un proyecto interesante (es rápido, intuitivo y fuerte), y Gabbarini saca lo que tiene que sacar, Independiente duerme sin frazadas.

Lo hace porque su técnico encontró un equipo y una forma de jugar. Y en este clásico acertó el plan, fue implacable con los cambios y sus jugadores le rindieron tanto que fueron la Furia Gallego.

Fuente:Ole.clarin

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